Debemos mantenernos hidratados. Esto lo hemos visto y leído muchas veces. Sabemos que una buena hidratación es importante al realizar cualquier actividad, pero rara vez nos dicen el porqué. Es más, muchas veces no es un aspecto que prioricemos en nuestros viajes. Es por eso que en el blog de esta semana hablaremos sobre la importancia de la hidratación.
La termorregulación
Aquí vamos a hacer un pequeño remember de las clases de biología en el colegio. ¿Recuerdas a los “animales de sangre fría”? Normalmente nos hablaban de los reptiles, que necesitaban la luz del sol para calentarse y poder moverse. En nuestro caso, los seres humanos somos totalmente lo opuesto, somos homeotermos. Esto significa que nuestro organismo es capaz de mantener una temperatura estándar todo el tiempo.
No importa si estamos en pleno desierto de Ica o en la cumbre del Huascarán, nuestra temperatura corporal será estable gracias a la termorregulación. Este proceso solo se logra a través del consumo de energía, el cual genera calor corporal y es expulsado principalmente en forma de sudor. En ese caso, el agua funciona como un sistema de enfriamiento.
Después de esta explicación, parece que la hidratación es más importante en actividades intensas y en climas cálidos. Mientras que en invierno la idea es estar calientitos y no sería necesaria esa función de enfriamiento del agua. Entonces, ¿es igual de importante hidratarte en la montaña?
Hidratación en la montaña
Es común que en verano tengamos bastante sed, pero no pasa lo mismo en invierno y menos a temperaturas muy bajas, como las que encontramos en la montaña. Esto se debe a que el frío ocasiona que nuestro organismo se centre en el sistema circulatorio central para mantenernos calientes. Así que ya no envía señales de deshidratación; es decir, sentimos menos sed. Sin embargo, esto no significa que necesitamos menos agua. Al contrario, en climas bajos es donde mayor importancia debemos prestarle a nuestra correcta hidratación.
Imagen de Guerrero Sport
Toda actividad física genera calor que hay que eliminar y, por lo tanto, se produce el mismo proceso explicado previamente. Solo que en el caso de climas fríos el sudor se evapora más rápido y la mayor cantidad de agua la expulsamos a través de la respiración. Por lo tanto, esas “alertas” que envía nuestro cuerpo no son tan claras. En resumen, en verano la deshidratación es más acelerada, pero en invierno se produce sin que la notemos.
La deshidratación
Si sientes sed, significa que ya llegaste al punto en el que empieza la deshidratación. Así que no esperes a llegar a este punto para beber agua. De hecho, los primeros signos de deshidratación son la sed, sequedad en la boca y disminución de la energía. Sin embargo, si este proceso continúa puedes llegar a sentir dolores de cabeza, náuseas y mareos.
Además, el agua también cumple un rol fundamental en las funciones corporales. Después de todo, estamos compuestos de 60% agua. Una mala hidratación puede generar que la sangre de nuestro cuerpo se espese, llevando menos oxígeno a los músculos y ocasionando calambres y lesiones. Las articulaciones también sufrirán un desgaste mayor.
Como todo en exceso es malo, debes saber que también existe la sobrehidratación. Los síntomas de este fenómeno son muy similares a los explicados previamente. Es menos común y se presenta principalmente en maratonistas, pero es importante que sepas que beber demasiada agua también es malo.
Cómo debemos hidratarnos
La respuesta a esto parece ser tan sencilla como tomar agua; pero no es tan simple. Como mencionamos previamente, la idea es no llegar a tener la sensación de sed. Por lo tanto, lo ideal es que beber agua regularmente se convierta en un hábito en todas tus actividades outdoor. Beber pequeños sorbos cada 20 minutos es la mejor recomendación que podemos darte. Por lo tanto, la idea es tomar agua por costumbre, más que por necesidad.
Otro aspecto importante es la hidratación previa a la actividad física en la montaña. Los días previos debes beber por lo menos tres litros diarios. De ese modo, tu cuerpo estará hidratado antes de iniciar una actividad física exigente y evitarás lesiones.
Asimismo, a través del sudor no solo eliminamos agua sino también minerales. Así que el agua por sí misma no repondrá todos los minerales perdidos. En ese caso, hay tres opciones:
- Beber solo agua y consumir algunos snacks salados y otros dulces
- Mezclar el agua con sales rehidratantes o bebidas como Gatorade en polvo
- Añadir 10 gramos de sal, 60 gramos de azúcar y exprimir medio limón en un litro de agua. Esta es una técnica excelente para preparar tu propia bebida rehidratante.
Por último, en 4nomads somos conscientes que no siempre puedes cargar contigo 3 litros de agua en tu mochila. Por eso, existen diferentes alternativas de accesorios para mantenerte hidratado en tus travesías. Si se trata de una caminata corta, puedes llevar contigo una vejiga de agua, un termo o un tomatodo. Si se trata de un viaje más largo o un campamento, lo ideal sería que aproveches el agua que tienes a tu alcance. Puedes llevar pastillas para clorar el agua, una botella con filtro o incluso una cocinilla para hervir el agua en tu destino.
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